lunes, 1 de junio de 2020

¡AMUNT VALÈNCIA! 2ª PARTE
















10 K y 39ª Maratón Valencia Trinidad Alfonso edp, Valencia 1 de Diciembre de 2019.

Es imposible abstraerse del momento que estamos viviendo. Me sumo al homenaje a tantas personas fallecidas a causa del COVID-19, aprovechando además el detalle de la organización del 40ª Maratón de Valencia Trinidad Alfonso edp.

Como ya he comentado muchas veces, me gustan las primeras ediciones y las ediciones especiales, de números redondos, sobre todo para organizar alguna escapada de carácter cultural y deportivo, como hemos hecho en varias ocasiones. A principios del pasado año 2019 estaba dudando para mi décimo tercera maratón ir a Málaga o Valencia, para cerrar ciclo con nuestro Club Utrerano de Atletismo, y dejar para la decimocuarta (me gusta el 14) alguna experiencia internacional, europea más bien, si se puede. Pero surgió Valencia, que siempre me ha atraído y de la tenía muy buenas referencias. Así que al principio del verano pasado, en Junio, me inscribí para la 39ª Maratón de Valencia  (a Rosalía también lóciamente para el 10 K), que a pesar de haber sufrido en exceso para acabarla como contaré más adelante, mereció no la pena, sino el esfuerzo. Hoy día pienso que alguna razón habría para hacer la edición 39 y no la 40, pues si la hubiera dejado para este año 2020, a estas alturas no sabría si iría, si se va a celebrar a no, en fin, todo un mar de dudas. 

Antes de entrar en valoraciones y comentarios, recordar un poco mi evolución en la prueba de Filípides, desde aquella primera Maratón de Sevilla de 2002 a la última de Valencia en 2019.

2002 MARATÓN SEVILLA 3:50:16 
2004 MARATÓN SEVILLA 3:34:42 
2006 MARATÓN SEVILLA 3:25:54 
2007 MARATÓN SEVILLA 3:23:50 
2008 MARATÓN SEVILLA 3:24:10 
2009 MARATÓN SEVILLA 3:35:00 
2009 MARATÓN MADRID 3:35:09 
2012 MARATÓN SEVILLA 3:43:25 
2013 MARATÓN SEVILLA 3:41:14 
2014 MARATÓN SEVILLA 3:43:43 
2018 MARATÓN BARCELONA 4:02:47 
2019 MARATÓN SEVILLA 3:50:40 
2019 MARATÓN VALENCIA 3:49:06 

Al principio, realizaba la maratón cada dos años, hasta que en 2007 la hice anual, siempre en Sevilla, bajando siempre mis tiempos, y con una mejor marca de 3:23:50 en 2007, casi el mismo tiempo que en 2008. Pero en 2009 realicé dos maratones casi seguidas, en menos de dos meses, además en el mismo tiempo prácticamente. Es curioso que diez años más tarde, en 2019, también he completado dos maratones, y también con el mismo tiempo en ambas, eso sí, una década más tarde y en las dos quince minutos más. La cosa es que el exceso de 2009 me pasó factura en rodillas y cartílagos, sobre todo en mi futbolera rodilla derecha, y casi que pensé que no volvería a hacer maratones. Afortunadamente no fue así, y ahí estamos, ahí seguimos. Ya tengo comprobado que mi tiempo de comodidad y de no sufrir en exceso está en torno a 3:45. Como curiosidad queda mi única maratón por encima de cuatro horas en 2018, la de Barcelona, totalmente justificado y con lección más que aprendida. Pero un accidente lo tiene cualquiera.

Aterrizando ya en mis dos maratones de 2019, como digo casi en el mismo tiempo, hay que decir que fueron muy distintas en cuanto a sensaciones finales. La de Sevilla en febrero como una preparación de rodaje pensando en la maratón de diciembre, que finalmente fue Valencia, como ya saben. De menos a más, muy cómodo, controlando y disfrutando en todo momento, sobre todo en los dos o tres últimos kilómetros. Si en el último kilómetro vas bien y adelantando tranquilamente, esa es la mejor señal de que has programado y realizado una buena maratón. Todo lo contrario que en Valencia, donde contagiado por una euforia ficticia le pase a mi cuerpo una factura importante al final, demasiado cara.

Valencia y su Maratón hay que decir que son espectaculares, todo espectacular. Cultura del Esfuerzo como lema, patrocinio y mecenazgo de la familia Roig Alfonso y de sus fundaciones de forma potente. Productos valencianos como mejor escaparate para un público internacional, incluida la marca de las camisetas Luanvi, de Paterna (Valencia), colaboración público-privado, y Valencia Ciudad del Running como marca consolidada más que ganada. Decir que Trinidad Alfonso fue la madre de los hermanos Roig, y como patrocinador principal que son,  la Maratón de Valencia lleva el nombre de tan ilustre ascendiente de estos empresarios valencianos. En esta edición la organización planteó la coexistencia por última vez del 10K con la Maratón, donde se batió récord del mundo además, para centrarse en la 40ª Maratón en el presente año 2020, donde quieren entrar a competir con Berlín como la Maratón más rápida de Europa y entre las mejores del Mundo. Y seguro que lo consiguen con el tiempo, pues están invirtiendo y apostando muy fuerte. 

Como ya he comentado en algunos posts, mi preparación fue óptima, entiendo, con una previsión de bajar de 3:45, habiendo realizado aunque con mucha flexibilidad la preparación de 3:30, lógicamente por encima de mis posibilidades, pero como aliciente para el esfuerzo, ya que un servidor de ustedes supera el medio siglo de almanaque y varios miles de kilómetros en las piernas. El caso es que cuando me sitúo en mi cajón de salida, SUB. 3:45, lo hago en el primer tercio, y contagiado por el ambiente, el buen clima y mi entusiasta estado de ánimo, hago el primer kilómetro en 5:03, cuando lo previsto era hacerlo en 5:15 de media. El segundo kilómetro, más rápido aún, 4:54, el tercero 5:06, y veo que me encuentro bien, y que no supero el 5:10 hasta el kilómetro 14. Mi peor paso es en el kilómetro 21 marcando 5:23, pero voy manteniendo el tipo muy bien, aunque con altibajos que dan algunas pistas de lo que pasará luego, como 5:40 en el 27 y 5:50 en el 32. 


A partir de ese momento me van pesando las piernas cada vez más, el muro (o lo que sea) se convierte en muralla,  siendo superado lentamente en el kilómetro 35 por el globo de 3:45, para mí la peor señal, al que fui perdiendo de vista poco a poco a pesar de mi intento de que no se fuera, pero no puedo, no puedo ir más rápido. Me quedan 7 kilómetros para finalizar, el recorrido más bonito, la alfombra celestre sobre el lago, pero ya he realizado algún kilómetro por encima de 6 minutos, como el 37, y el 38, y el 39 también, y me voy acordando de la Maratón de Barcelona y de las batucadas. Ya no hay tiempo ni distancia para un desastre como aquel, ¡más de 4 horas! Pero aún me queda lo peor.

Digo lo peor, sí, porque en el kilómetro 39 me tengo que parar. Me duelen las rodillas, pero sobre todo me duele preocupantemente el pecho, de ir forzando por encima de mis posibilidades, entiendo. Nunca había sentido un dolor parecido. Estiro mis doloridas piernas, respiro profundamente durante casi un minuto, mentalizándome para no forzar, preparado para sufrir también, pero solo pensando en acabar dignamente. Ya no disfruto de la carrera a pesar de que mantengo el ritmo por debajo de 6 minutos esos tres últimos kilómetros. Una pena, porque el entorno y la ambientación es grande, inmejorable, pero no podía permitirme más excesos, ni una sonrisa siquiera, y porque el dolor está ahí. Y llego al fin, en una situación muy parecida a la de Barcelona, con cara de sufrimiento, deseando que acabara todo, y con un pequeño mareo cuando paso la meta, nada importante. Uno no corre para tener este tipo de sensaciones, que han sido dos muy parecidas en muy poco tiempo, en Barcelona y en esta maratón de Valencia.

Por todo ello, comprenderán si les digo que a pesar de haber hecho un tiempo más que razonable, proporcional a mi edad y mi preparación, no tengo buen recuerdo y reconozco haber cometido un error de  exceso de confianza, sin más, sin paliativos. He tenido la sensación de haber superado mis límites físicos, no sabiendo medir, y hacerlo medio bien sólo al final por pura necesidad. En la parte positiva, me quiero quedar con mi capacidad de autocontrol, con rehacerme ante una situación adversa provocada por mí mismo, por saber parar, pensar, actuar, dosificar mis escasas energía, y llegar, como decía antes, de forma digna, de acabar. A la vista de lo compartido, no es poco. Pero no es eso lo que iba buscando ni lo que me motiva a practicar este deporte tan bonito. Correr y sufrir  de esta forma ya no entraba en mis planes, y no entrará en el futuro, no lo permitiré. Y lo escribo para que quede constancia y no se me olvide.

Después de Valencia, con toda su valoración, objetiva y sobro todo subjetiva, en sentido amplio, negativo y positivo a la vez, como la vida misma, y con la valoración de haber realizado una edición histórica, la edición anterior a la del coronavirus, tengo que decir que se me han quitado las ganas de Maratón en una buena temporada, esta de 2020 seguro que sí. Es más, la siguiente vez que me calcé las zapatillas fue para participar en una carrera fue a final de año, un mes de después,  en la Carrera San Silvestre de Utrera. Un paseo para terminar el año en buena compañía, y lo hice porque me lo pidió Rosalía. Y ella otra vez un podium, pero esta vez por ir muy bien disfrazada, y muy guapa. Aquí dejo la muestra. A mí se me ve fugazmente.






Y con esto termina el año 2019. Me parece mentira que haya conseguido casi poner al día mi blog, mi particular cuaderno de bitácoras, la memoria de mis andanzas y carreras. Porque la historia no acaba aquí y la vida continúa, afortunadamente. Diré que en enero de 2020 pasaron cosas, como por ejemplo tener un accidente de tráfico (nada grave, con daños importantes en el coche, con airbag de por medio) y a los dos días con un coche de sustitución irme a Sevilla yo sólo conmigo y hacer la 25 Media Maratón, terminarla y comprobar que no tenía secuelas ni nada, aunque sí algún que otro dolor. Cosas que pasan. Pero esa es otra historia...

Para finalizar, recordar mi mensaje de Navidad a todas las personas que quiero, que este año no fue ni en Noche Buena ni en Noche Vieja, sino la Noche del Día de Reyes:
"He pedido a los Reyes Magos traigan a mis seres queridos salud y amor, y para mí también. Y que nunca perdamos la ilusión, la capacidad de asombrarnos y de seguir aprendiendo. Nada más, y nada menos".


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