sábado, 9 de diciembre de 2017

JUEGO A TRES BANDAS


El billar es un deporte muy interesante, que no conozco mucho, la verdad sea dicha. Aprovecho la expresión del título del post para compartir tres historias de verdaderos Campeones, historias de superación personal. Y digo a tres bandas, porque estoy jugando también con mi otro blog, y con la revista Vía Marciala, con la que colaboro desde hace muchos años. Espero que os guste. Alguien puede que vea la jugada a tres bandas, y si no, pues no pasa nada. Cosas mías...





MANUEL (2009).  En su primera comparecencia en una Media Maratón paró el crono en 1 hora y 26 minutos, corriendo a 4 minutos el kilómetro. Tenía menos de la treintena de edad por aquel entonces, y llevaba corriendo poco más de un año. En la Carrera Popular de las Nutrias Pantaneras de Ubrique, ese año de 2009, le acompañó su familia. Su padre, cuando lo vio entrar en meta rompió a llorar, de alegría. Resulta que nuestro amigo  sufrió dos años antes un gravísimo accidente de tráfico, laboral además, pues conducía un camión cargado de hormigón. En la carretera de Puerto Serrano un coche invadió la calzada en su sentido, y para evitar el impacto frontal giró a la derecha bruscamente, saliéndose de la carretera, salvando la vida de los ocupantes del turismo, pero volcando él, y al parecer dando más de una vuelta de campana. Finalmente el camión quedó volcado boca abajo, con todo el peso del propio camión y del hormigón de su carga sobre el costado derecho de su conductor, teniendo que ser asistido por los bomberos hasta que lo sacaron de allí después de varias horas. Su brazo derecho, entero desde el hombro, quedó maltrecho, como su pierna derecha: fracturas, heridas, clavos, pérdida de masa muscular, mucho dolor, rehabilitación, y vuelta a empezar. Ahora comprenderán el llanto de su padre cuando lo vio entrar en meta, y el orgullo y valoración de todos sus compañeros y amigos de correrías.  

PEDRO M. (2014/2015). La 30ª Maratón Ciudad de Sevilla es de las más recordadas, porque en esta histórica edición participamos más de treinta atletas de Utrera, incluyendo a tres féminas maratonianas. Pero si hay alguien a quien seguro que no se le olvidará ese día en la vida será a nuestro segundo protagonista, que no llegó a entrar en meta porque se tuvo que retirar a las puertas del estadio, en el kilómetro 41. La verdad es que  él no se retiró,  sino que fue retirado, y casi que no se acuerda de nada de esos momentos. El caso es que su organismo tuvo una reacción, y a falta de un kilómetro para completar los 42 kilómetros y 195 metros de la maratón se desmayó, perdiendo el conocimiento, aunque volvió pronto en sí, con ambulancia de por medio. Diez días ingresado en el hospital, pruebas de todo tipo, al parecer fue todo una cuestión de azúcar, sales, de reservas en definitiva, y fue dado de alta sin más consecuencias, afortunadamente. Pues nada más salir no se le ocurre otra cosa que volver a pensar en preparar la Maratón. Y un año más tarde, ahí estaba él, entrando en el estadio de la Cartuja, completando su primera maratón, aunque en realidad era la segunda que hacía en su vida. Seguro desoyó muchas críticas, o quizás las oyó, pero conociéndolo, no me extraña que ya en el hospital estuviera planificando su carrera ideal, que por otra parte, consiguió completar, y las que le quedan.  

OSCAR (2017). Cuatro años. Sí han leído bien. En la Carrera Nocturna No Competitiva de la Luna de Agosto de este año en Utrera, participaba nuestro hijo, no muy habitual en una distancia cercana a unos 14 kilómetros, así que su madre y un servidor íbamos haciendo la goma (avanzábamos y retrocedíamos), para acompañarle, asegurarnos de que tomara agua, de que estuviera bien (cosas de padres), aunque nuestro hijo tiene ya veinte años… A mitad de carrera, cerca del Cortijo de Pinganillo, alcanzamos a un corredor que se hace acompañar por un joven ciclista, que no es otro que su propio hijo. Cuando lo vemos, pues su padre iba con linterna y él llevaba una pequeña luz en su bici, nos damos cuenta de que es muy pequeño, les saludamos, el niño no dice nada,  porque además de su timidez creo que estaba más preocupado de no perder la referencia de la luz de su padre, atentísimo de él en todo momento, que nos dice que su hijo se llama Óscar, que le encanta la bici y que le acompaña en sus salidas, aunque hoy tiene un poco de miedo porque es de noche. Entonces le animamos, como Campeón que es. Pero es que además adquirió la condición de Héroe  cuando nos enteramos de que nuestro pequeño deportista tiene una prótesis en una de sus piernas. Nada más terminar les felicité personalmente con mi mayor respeto y admiración, y dándole la mano al pequeño, pensaba para mis adentros que este niño llegará donde él se proponga.

Para que alguien me diga ahora que correr es de cobardes. “El alce corre ante el león. Eso no es cobardía: es apego a la vida”.