Este puente de la Constitución Inmaculada es el elegido para que os hable y os cuente lo que ya anuncié en el mes de Septiembre, mis Maratones de 2009. La Maratón, con mayúsculas, es algo muy especial. Mis trajaneras-utreranas piernas llevan siete, y cada una de ellas es una historia en sí misma. La primera, la de Sevilla de 2002 fue el inicio de esta andadura, y la de Madrid de este año la séptima, y la que más emociones me ha provocado, por muchos motivos.
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Comenzaré diciendo que es la primera vez que hago dos maratones en un mismo año, el 22 de Febrero la de Sevilla, y el 26 de Abril la de Madrid. Como vereis, con dos meses de diferencia, con distinto clima, altitud y también distinta orografía, el tiempo fue el mismo, prácticamente, 3:35, casi clavados con unos segundos de más en la madrileña. En esto del atletismo casi nada es por casualidad.
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Digo esto, porque a la Maratón de Sevilla llegué muy justo, dado en el mes de enero, por culpa de una inoportuna parada en las pistas de atletismo de Utrera, miestras entrenaba, me cayó un relente traicionero que me provocó un tremendo enfriamiento. Vuelta a casa de nuevo corriendo sin entrar ya en calor, ducha caliente con tiritones, y al día siguiente un gran dolor de garganta. Bruto que soy no oigo a mi cuerpo, y pienso que este resfriado lo supero con una gran sudada y pa lante.
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Así que me voy el domingo a correr a Écija, la Ruta de Carlos III, vienticinco kilómetros de nada, con viento en contra los veinticinco, gran frío, y un simple pañuelito para proteger mi dolorida garganta. El resultado no podía ser otro que faringitis-laringitis aguda, antibióticos y corticoides, una semana en la cama (la primera vez que he faltado al trabajo en mi vida), quince días parado sin correr y sin saber si este año llegaría a tiempo de poder hacer la Maratón de Sevilla, para la que estaba inscrito como siempre desde el verano anterior.
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Por todo esto, aunque en el kilómetro 35 tenía molestias en el femoral derecho, llegue bien, pues antes, sobre el 40 me esperaba Rosalía para darme ánimos, la temperatura era la idónea para correr y además fui bien en toda la carrera, con el aliciente además de ver a mitad de carrera a mi amiga Nati con sus tres niños y una niñita invitada que junto al Estadio de mi Sevilla F.C. me pusieron sus frías manitas para que este loco amigo corredor les rozara la suya a la vez que le agradecía sus ánimos con amplias sonrisas. Así que hasta el final, a disfrutar, sin lesionarse ni castigarse mucho, pues llegar ya era para mí un éxito.
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Como conclusiones de esta mi primera Maratón de 2009, está que cuando se cumple los 40 años (los cumplí la semana siguiente a la Maratón), las marcas cada vez cuestan más bajarlas y las lesiones y enfriamientos son más frecuentes, y tardan más en curarse. No obstante, también concluyo que cada vez conozco a más buena gente y conozco mejor mi cuerpo y mi forma de correr, con mis posibilidades y limitaciones. La experiencia es un grado, que diría un militar.
Y llegó Madrid, el MAPOMA, con la fama bien ganada de duro, sobre todo la segunda media maratón, y el ambientazo de sus calles, siempre abarrotadas de animadores maratonianos, y los medios y financiación de patrocinadores importantes, y la tremenda participación de atletas llegados de todas partes del mundo.
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Viaje en AVE todavía con ropa de trabajo el viernes por la tarde con la mejor compañía posible, mi Campeona, llegada a Madrid límite 48 horas, paseo, tapitas típicas, teatro un día, musical el otro, visita a la Feria del Corredor, comida de pastas con conocidos del Carmona Páez y alguna que otra cara también conocida, y deseando llegue la gran Maratón de Madrid.
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La mañana del domingo, amanece nublada. Una tostada con un cafelito es toda mi aspiración. Ni un bar abierto. Metro para la salida, y nada, que empiezo a mentalizarme que correré sin haber comido nada. Mi camiseta de la Maratón de Sevilla hace que me pregunten por Sevilla, el fútbol, el Sevilla, el Betis, allí me encuentro a Marisa y varios corredores más del Club de RENFE, y no había otro sitio abierto que el conocido Gran Café de Gijón, célebre por sus tertulias literarias. ¿Tostada? Allí no había tostadas, un croissant con un café con leche y mucho es. Menos es nada.
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Así empiezo a calentar a falta de quince minutos para la salida, con los de delante, y comienza a llover, y fuerte, a la hora de salida, que es cuando conocí la figura en forma de camiseta italiana del maratoniano argentino Miguel Sánchez, y me emociono por tener la suerte de comenzar la Maratón de Madrid, la capital de España, yo que soy de un pueblecito de apenas mil habitantes, y ahí estoy yo.
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Pistoletazo de salida y a correr, como decía lloviendo, pero a la media hora deja de llover, voy muy bien, todo es conocido por visto desde otras perspectivas, como la Puerta de Alcalá, el Santiago Bernabeu, la Gran Vía, la Casa de Campo, la Cibeles, el Retiro, y Rosalía, que se mueve en Metro y me anima en varios puntos, y que por primera vez me hace fotos (siempre dice que prefiere animarme), y yo que me voy para ella y la última foto no sale bien, pero ella a mí si me ve estupendamente. La mujer de al lado se queda asombrada de que un corredor se pare y le dé un beso a la muchacha de la cámara. Soy el hombre más feliz del mundo mundial.
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Es verdad que el MAPOMA es duro, muy dura sobre todo la segunda parte. Pero todo lo compensa la gran animación de la gente, los patinadores que te ofrecen reflex o vaselina, las duchas refrescantes (como las de la Carrera y Marcha de Trajano de este año, ¡qué casualidad, verdad!), la monumentalidad de Madrid, el ambiente grandioso de la llegada, un kilómetro 41 en cuesta, épico, la gente que se para y anda, y la meta tras una gran recta situada en el Parque del Retiro.
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El tiempo, idéntico al de Sevilla, y la llegada a meta, inolvidable: a falta de doscientos metros oigo que van nombrado a corredores que van llegando, y se entonces oigo mi nombre, DIEGO GÓMEZ OJEDA, DE UTRERA, SEVILLA, y yo entro eufórico en meta, incluso esprinto, un poco, donde me espera Rosalía, y espero que ella no me vea llorar, de la emoción.
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Todo eso me pasó, y no exagero, y nunca lo olvidaré. Como prueba, las fotos. Tenía acumulada una tremenda carga emocional, unos momentos muy difíciles por mis responsabilidades profesionales, y todo me ayudó, todo, a seguir, a recuperarme, a sufrir, a disfrutar, a valorar todo lo bueno que tiene la vida, incluido un tremendo solomillo con patatas y unas cuantas cervezas antes de la vuelta.
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Mucho antes, tras pasar la línea de meta, y en pleno trance de solitario y desahogo lacrimoso, una voz me pregunta que si soy de Utrera, y que él, aunque es de Madrid, tiene una Clínica de Caballos en Los Palacios, la única de España, y yo le digo que soy de Trajano, a duras penas. Este maratoniano amigo me dice "es dura la carrera eh?", y yo asiento, pues no podía contarle esta mi pequeña historia. Espero encontrármelo algún día y que él me vea más alegre, aunque no estaba nada triste, sino que era feliz y me sentía agradecido por todo la que me da el deporte y la vida.
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ya lo creo,yo solo he hecho uno completo pero la primera en la frente: 2:52:25.por si acaso no hacia mas.engancha y este año a ver si no hay ningun inconveniente y puedo llevar a cabo otro asalto al reloj y pararlo antes de que el 3 haga aparicion.suerte diego en los proximos retos y a ver si nos vemos en los paacio,dani(zapatillas con velcro ) me haconfirmado que no vendrá al final,una lastima.
ResponderEliminar¡Qué grande eres, Diego! Te lo digo en serio, estas entradas me llegan al alma, y sobre todo, motivan para seguir entrenando.
ResponderEliminarEs un honor ser tu amigo.
Un saludo afectuoso.
Bonita crónica. Ya se sabe lo dura que es la vida del atleta, pero a la vez también es gratificante. También sabrás que de los 40 pa arriba no te mojes la barriga.Je¡Je¡ A ver si podemos coincidir en él maratón de Madrid del próximo año, a mí me viene larga la distancia pero creo que lo intentaré.
ResponderEliminarUn saludo desde Alcalá de Henares, donde cuatro huevos son dos pares.
Gracias a todos.
ResponderEliminarFernando yo también siento que no venga Dani. Me hacía ilusión conocerlo personalmente. Otra vez Será. Seguro nos vemos y nos retratamos.
Ricardo, ya ves, pensaba en ti también cuando lo escribía, pues sé estas batallitas motivan, sobre todo para ti, que estás haciendo un gran esfuerzo y un fenomenal entrenamiento para tu primera Maratón.
Manuel, eres un artista. En todo tienes razón, y sobre todo en la rima, sin premio. Este año no puedo ir a Madrid. Yo te podría recomendar que te estrenaras en Sevilla, pues es muy llana y está bastante bien organizada, pero bueno, a lo mejor por ser de Madrid te más ilusión hacer el MAPOMA. Estoy seguro que estando en contacto, tarde o temprano coincidiremos y nos conoceremos. Un cordial saludo.